Por más acostumbrados que estemos, por más veces que ya hayamos pasado por esto, tener una primera cita con alguien siempre es especial, algo que nos pone nerviosos. Tal vez esa persona se pueda convertir en el amor de nuestra vida, o sencillamente hagamos buenas migas y acabemos disfrutando de una noche de pasión y lujuria. Cada cual ve esto de las citas como una oportunidad para conseguir sus objetivos, encontrar el amor, disfrutar de un rato de pasión o sencillamente, conocer a gente nueva. Por eso las primeras citas siguen siendo tan importante, porque tal y como están las cosas hoy por hoy, es complicado que una relación vaya a más si la primera cita no sale bien, si no hay química, si no hay conexión entre esas dos personas.
Cuando tenemos una primera cita nos preparamos a conciencia para ella, eligiendo siempre nuestro mejor look, escogiendo la ropa que vamos a llevar, arreglando nuestro aspecto al máximo para dar la mejor impresión posible, porque al final esto de las primeras impresionantes cuenta muchísimo. Intentamos preparar también algunos temas de conversación, para que todo fluya, para que se note que hay confianza entre los dos desde el primer momento. Y a veces, incluso buscamos en la carta del restaurante para saber qué pedir desde antes de llegar, y quedar como personas decididas que no dudan a la hora de tomar las decisiones necesarias. Pero hay algo que se nos suele escapar, porque simplemente no le damos la importancia que realmente tiene: las bebidas. Si la cena va bien es usual acabar en un garito, tomando una copa, seguramente en un ambiente más íntimo donde conversar mejor. Y es entonces cuando tendremos que pedir algo para beber… y parte de nosotros quedará al descubierto.
La bebida que pida dice mucho de ti
Llegados a cierto punto en la vida, una persona suele pedirse siempre el mismo tipo de cóctel, salvo en ocasiones especiales. Si bebes ron, siempre te pides un cubata. Si eres de whisky, tal vez cambies la marca por capricho, pero vas a pedir siempre esa bebida. Con la ginebra o el vodka pasa exactamente igual. Sin embargo, en un bar de copas hay infinidad de opciones para elegir. Y esa elección marcará también un punto clave en la cita que estemos teniendo, porque la bebida que escojamos será como una declaración de intenciones. Esto es lo que me gusta, esto es lo que quiero tomar. Esto es lo que soy. Puede parecer algo exagerado, pero la bebida es una cosa tan personal que habla mucho de cómo somos, de lo que preferimos, de lo que nos gusta.
Se podría decir lo mismo de la comida, a la hora de escoger un plato u otro, pero es cierto que en el caso de las bebidas existe ese punto especial de la elección que muestra cómo somos, un detalle importante de nuestra personalidad. Porque no es lo mismo pedirte un combinado normal que un cóctel, o una ginebra muy especial, cara y exclusiva a una cerveza. Lo que pidas hablará de ti, y la otra persona se dará cuenta de eso y prestará atención al detalle, porque en una primera cita siempre lo hacemos, con cualquier cosa que ocurra. El tipo de bebida que elijamos también marcará la forma en la que la bebamos, y la opinión que la otra persona tenga de nosotros en ese momento. Sin embargo, no solo hemos de fijarnos en nosotros mismos.
Fíjate en qué pide tu acompañante
Hay ocasiones en las que, para realzar el sentimiento de entendimiento entre las dos partes, podemos pedir lo mismo que nuestra cita, o al menos algo parecido. Por ejemplo, si la chica pide una bebida no alcohólica, como un zumo o un refresco, tal vez no sea tan buena idea pedirnos una copa de alcohol carísima, porque damos a entender que estamos justo en el sitio contrario. Si ella bebe cerveza, y a ti también te gusta, puedes optar por pedir dos, en lugar de pedirte tu combinado favorito, aunque solo sea por una vez. Esa manera de hacerle entender que estáis en el mismo barco, que pensáis igual, puede ser muy útil a la hora de ofrecer una imagen mucho más cercana, aunque sea a través de un detalle tan pequeño como este que acabamos de nombrar.
No te pases con el alcohol
No solo se trata de elegir la bebida, sino también la cantidad. Hay personas que, por los nervios de la primera cita, se piden muchas cervezas, demasiadas copas de vino o algún que otro combinado de más, lo que puede acabar en tragedia. Da igual si tu pareja bebe también bastante, deberías evitar pasarte con el alcohol, porque esto solo te llevará a estar menos presentable a la hora de hablar e interactuar con ella. A veces las citas donde ambos se pasan con el alcohol acaban bien, en la cama, pero esto es solo en unas pocas ocasiones y desde luego no suele ser lo habitual. Pasarnos con el alcohol puede ser algo bastante pernicioso si buscamos estar en plenas facultades durante toda la cita.
Pide algo que realmente te guste
Es una obviedad, pero a veces uno, por tal de seguir la corriente a la otra persona, lleva esto de la elección de la bebida demasiado lejos y se pide exactamente lo mismo que lo que ha bebido su cita, aunque no le guste. Imagínate de estás deseando tomarte una copa pero ella se pide un vino que desde luego está lejos de gustarte. Solo para impresionarla, o para seguirle el rollo, tú también pides esa misma copa de vino, pero evidentemente tardas más en beberla, porque no te gusta, y ella puede que lo note. Pasa exactamente lo mismo con las bebidas alcohólicas más fuertes, así que ten cuidado a la hora de elegir y por encima de todo, escoge algo que te guste.
En este sentido, vale la pena intentar abrirnos un poco más en lo que a las bebidas se refiere, y no solo disfrutar de una copa en particular. Si bebes cerveza, vino y combinados de ron y whisky, por ejemplo, aunque tengas algo favorito, tendrás más opciones de acabar bien la noche con esa chica al pedirte lo mismo que ella o algo muy parecido, y que a la vez te encante. Las copas están para disfrutarlas, y eso se nota también cuando las tomamos. Estaremos más seguros, más a gusto, y mejor preparados para seguir con la cita, sea donde sea que nos lleve.